Las damas no se quedaban atrás, en el primer mundial de baloncesto femenino. En los Panamericanos de 1955, las chilenas obtuvieron el segundo lugar detrás de Estados Unidos y en el sudamericano de 1956, Chile fue campeón invicto con un equipo en que destacaron Ismenia Pauchard y Onésima Reyes.
Sin embargo, esta brillante generación de hombres y mujeres no tuvo continuidad en el tiempo y el baloncesto chileno comenzó a decaer. Ni siquiera la creación de la liga profesional Dimayor en 1979 ha logrado revivir las grandes actuaciones de las selecciones chilenas en el pasado.
miércoles, 3 de diciembre de 2008
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